Por Juan Pablo Ojeda

 

El Concejo Municipal de Los Ángeles dio un paso histórico al aprobar, de forma unánime, una ordenanza que convierte a la ciudad en un refugio seguro para los migrantes, en respuesta a las políticas de inmigración prometidas por el presidente electo de EE. UU., Donald Trump. Esta medida prohíbe a la Policía local colaborar con las autoridades federales migratorias y evita que agencias como el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) tengan acceso a las bases de datos de la ciudad, en un intento por proteger a la comunidad inmigrante frente a las deportaciones masivas anunciadas por el nuevo gobierno.

La ordenanza fue aprobada tras meses de debates y un borrador inicial presentado un año antes, pero tomó urgencia después del triunfo electoral de Trump, quien durante su campaña prometió implementar la mayor deportación de indocumentados en la historia de EE. UU. El presidente electo, además, ha confirmado sus planes de declarar una emergencia nacional para abordar lo que considera una crisis en la frontera sur, lo que le permitiría movilizar tropas para ejecutar sus medidas de deportación.

La alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, fue una de las principales impulsoras de la iniciativa, destacando la necesidad de proteger a las comunidades migrantes ante las amenazas del nuevo gobierno. «Tenemos que proteger a nuestra gente. Las amenazas federales contra los inmigrantes son cada vez más reales, y esta ordenanza es una respuesta firme a la creciente inseguridad», afirmó Bass.

Una Respuesta a las Amenazas de Trump

La medida responde directamente a las políticas de Trump y la designación de Tom Homan como «zar de la frontera», quien ha sido un feroz crítico de las «ciudades santuario» y de la Ley Santuario de Inmigrantes de California (SB54), que prohíbe a las agencias estatales y locales colaborar con el ICE. Homan, con décadas de experiencia en el cumplimiento de las leyes migratorias, ha prometido intensificar las deportaciones masivas, algo que fue uno de los pilares de la campaña de Trump. A su vez, California ya había enfrentado restricciones federales durante la administración de Trump, quien había amenazado con recortar fondos de seguridad a los estados que apoyaran políticas de «ciudad santuario». Sin embargo, California demandó con éxito al gobierno federal y ganó la batalla legal.

En Los Ángeles, esta nueva medida ha sido vista como un salvavidas por muchos migrantes. Activistas y ciudadanos se reunieron frente a la alcaldía para exigir que la ordenanza fuera aprobada rápidamente. Zeneida Meneses, migrante nicaragüense que trabaja en limpieza, expresó el sentimiento de muchos al declarar: «Deberíamos poder llamar a la Policía o a los bomberos sin sentir miedo. El Gobierno federal no puede estar metido entre nuestra comunidad».

Protección para las Comunidades Locales

La ordenanza también impide el acceso de las agencias federales de migración a la información sobre residentes locales, estableciendo una barrera entre la comunidad y las autoridades migratorias. Con ello, Los Ángeles refuerza su compromiso de ser una ciudad santuario que no coopera con las políticas de deportación masiva impulsadas por el nuevo gobierno de Trump. El Concejo Municipal resaltó que la medida busca garantizar la seguridad y el bienestar de los inmigrantes, que en muchos casos son el núcleo de la fuerza laboral en la ciudad.

A pesar de las críticas de Trump y su administración, que ven estas políticas como un desafío a la autoridad federal, Los Ángeles ha demostrado su postura de defensa de los derechos humanos y la seguridad de sus residentes. Los concejales expresaron que la ley responde a las crecientes amenazas contra la comunidad migrante y al incremento de la xenofobia y los ataques dirigidos a los inmigrantes en todo el país.

El Futuro de las Ciudades Santuario

La decisión del Concejo Municipal de Los Ángeles es parte de un movimiento más amplio en varias ciudades y estados de EE. UU. que se han declarado «santuarios» para inmigrantes, desafiando las políticas de Trump. Esta medida podría convertirse en un precedente importante en la lucha por los derechos de los inmigrantes, especialmente en un momento crítico en la política migratoria de EE. UU. Las ciudades santuario, como Los Ángeles, Chicago, Nueva York y San Francisco, han afirmado su compromiso con la protección de los inmigrantes, a pesar de las amenazas federales.

Con el inicio del gobierno de Trump en 2025, la batalla legal y política entre el gobierno federal y los estados y ciudades que defienden a los inmigrantes está lejos de concluir. Las políticas migratorias seguirán siendo un tema central de debate, y las «ciudades santuario» seguirán siendo un refugio para aquellos que buscan una vida mejor, lejos del temor a la deportación.

 

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