El Parkinson, una enfermedad neurodegenerativa que ha sido un enigma médico durante dos siglos, podría estar a punto de enfrentar un cambio radical gracias a investigaciones recientes en México. Investigadores del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía junto con la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) han llevado a cabo un estudio pionero que demuestra cómo el trasplante de neuronas dopaminérgicas derivadas de células troncales embrionarias humanas puede mejorar la salud de monos vervets (Cercopithecus aethiops) afectados por Parkinson.
El Dr. Aurelio Campos Romo, un destacado científico con formación en ciencias biomédicas por la UNAM, ha sido clave en este proyecto. Él explica que el Parkinson se manifiesta con la muerte del 80% de las neuronas dopaminérgicas, causando síntomas motores graves, alteraciones mentales y trastornos del sueño. Hasta ahora, las opciones de tratamiento incluyen medicamentos y técnicas como la estimulación cerebral profunda, pero ninguna detiene el avance de la enfermedad.
En un enfoque innovador, Campos Romo y su equipo trasplantaron neuronas dopaminérgicas a monos vervets inducidos con Parkinson. Estos primates, seleccionados por su similitud con los humanos en cuanto a la respuesta a tratamientos, mostraron mejoras notables en la motricidad tras la intervención. Las evaluaciones motoras revelaron que, aunque no se restauró completamente la función, hubo una mejora significativa en el desplazamiento y la habilidad de moverse de manera más eficiente diez meses después de la cirugía.
El proceso implicó no solo la implantación de las neuronas sino también un seguimiento detallado y un esquema cuantitativo para evaluar las deficiencias motoras. Esta meticulosidad ha permitido al equipo observar que las neuronas trasplantadas no solo sobreviven en el putamen —una estructura central del cerebro— sino que también promueven una mejora funcional.
Estos hallazgos no solo son un avance en la comprensión y manejo del Parkinson sino que también abren la puerta a futuras aplicaciones de terapias basadas en células troncales para otras enfermedades neurodegenerativas. Aunque aún es temprano para declarar un éxito total, los resultados prometedores de este estudio aportan un rayo de esperanza a los afectados por esta patología devastadora.