El secreto para una vida larga y saludable parece estar más cerca de lo que imaginamos. A lo largo del siglo XX, pese a enfrentar múltiples adversidades y carencias sanitarias, hemos sido testigos de la impresionante longevidad de la generación de los centenarios. Estudios recientes apuntan a que más allá de la genética, factores como la actitud ante la vida, la dieta y la actividad física juegan un papel crucial en este fenómeno.

España se destaca como uno de los países con una de las mayores esperanzas de vida del mundo, albergando a varios supercentenarios como Branyas Morera, quien a sus 117 años está cerca de alcanzar un récord Guinness. Este logro no es un caso aislado; historias similares de longevidad abundan entre quienes vivieron en tiempos de la Guerra Civil y las dos Guerras Mundiales, con limitado acceso a servicios médicos.

La clave parece residir en la simplicidad con la que vivían nuestros antepasados. La mayoría de los centenarios llevaban estilos de vida activos, como los agricultores que trabajaron la tierra hasta que su cuerpo lo permitió. Su dieta se basaba en productos frescos y locales, y su movilidad dependía en gran medida de la bicicleta o caminatas, siguiendo los ritmos naturales de la vida.

En contraste con la modernidad, donde a pesar de los avances tecnológicos y médicos, enfrentamos una disminución en la calidad de vida y un aumento en las enfermedades crónicas a edades cada vez más tempranas. El estilo de vida de nuestros ancestros, caracterizado por una alimentación balanceada sin dependencia de «super alimentos» y una menor sedentaridad, junto con una actitud positiva ante la vida, parecen ser factores determinantes.

No solo se trata de mantener el cuerpo activo; la salud emocional es igual de importante. Rodearse de personas positivas y practicar la gratitud diaria contribuyen significativamente al bienestar. La ciencia ha demostrado que las actividades sociales, como jugar cartas o simplemente reunirse para caminar, son esenciales para prolongar la vida.

Este enfoque integral hacia el bienestar no solo enfatiza la importancia del cuidado físico a través del ejercicio moderado diario, sino que también subraya la relevancia de mantener una mente enfocada en la felicidad y la gratitud. En última instancia, vivir más años no solo depende de prestar atención al cuerpo, sino de cultivar relaciones sociales saludables y una actitud resiliente que puede realmente marcar la diferencia en nuestra longevidad.

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